Pep Dardanyà. Módulo de atención personalizada

Vivimos en la era de la información, y esto explica el ansia creciente y probablemente excesiva de algunos artistas de acumular datos (imágenes, grabaciones, gráficos y textos) durante el análisis de cualquier problemática. Supuestamente, todo este material acumulado proporcionará una comprensión más completa de los intrincados caminos del tema que los ocupa. Este enfoque sociológicamente saturado de información se ha vuelto característico de un gran número de prácticas artísticas contemporáneas, como se ha podido ver en las dos últimas ediciones de Documenta. Es a veces difícil distinguir entre un documental de TV y la obra de un artista. En efecto, algunos productores de arte, por utilizar el término de Catherine David, no distinguen entre activismo político y arte. Así, a través de textos, fotos y vídeo, en Módulo de atención personalizada: Historia de un proyecto, 2004 , Pep Dardanyà intenta transmitir al público “los mecanismos conceptuales, el proceso de trabajo y los resultados de un proyecto concebido y realizado en el marco de “El corazón de las tinieblas” una exposición organizada por el Palau de la Virreina de Barcelona el año 2002”. Aquella exposición, que partía de la novela de Joseph Conrad, procuraba generar una reflexión sobre el colonialismo temprano y el neocolonialismo contemporáneo. Revisitando su proyecto original, el artista catalán propone una relectura de Módulo de atención personalizada, 2002, que combinaba material documental con las contribuciones de cuatro narradores y la audiencia.
Para la investigación sobre nuevas formas de inmigración forzada, Dardanyà había escogido dos hombres y dos mujeres de África subsahariana que habían viajado clandestinamente hacia el norte y que el estado español consideraba ilegales. Los cuatro eran capaces de comunicarse en dos lenguas, español e inglés, las cuales eran necesarias ya que se los había contratado para explicar a los visitantes de la exposición las vicisitudes de viajar desde los sus países hasta Europa, una experiencia completamente diferente, evidentemente, que el de un viaje turístico. Los cuatro oradores habían sido ubicados en unos módulos diseñados por el artista, permitiéndolos conocer a los visitantes y hablar sobre la experiencia de ser inmigrante. La decoración de estos módulos era muy simple: una mesa, algunos taburetes, una lámpara y un mapa mostrando los tortuosos itinerarios de los africanos desde sus países, lugares como Somalia, Ghana, y Nigeria. En la galería Visor de Valencia, las experiencias de aquellos cuatro narradores se transmitían a través de fotografías, textos, y vídeos. Las historias que los oradores narran, de fuga de la guerra y la pobreza, están llenas de dificultades e infelicidad; y las nuevas vidas que han establecido en España no son demasiada fáciles, especialmente para las mujeres ya que muchas de ellas acaban trabajando en la prostitución. La experiencia personal de cada uno de los oradores se mantiene viva todo y el sobrio experimento documental de Dardanyà, que nos recuerda que el otro no es un término abstracto sino una realidad humana palpable, perturbadora, diaria.

 

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