El escaparate colectivizado de Pep Dardanyà

La fotografía que acompaña estas notas reproduce un desfile del Ejército Popular, durante los años de la guerra civil, en el momento preciso de cruzar la esquina de la Casa Pic y Pon, en los bajos de la cual el café “la Lune” había sido colectivizado por las organizaciones sindicales anarquistas. Los mismos escaparates que en la fotografía aparecen tapiados son los que ahora Pep Dardanyà convierte en un “Escaparate colectivizado” en un claro ejercicio de arqueología histórica del edificio y, sobre todo, de recuperación de un uso muy específico de este lugar. “Escaparate colectivizado” es, a la sombra de este bagaje histórico, una plataforma pública desde el cual todo el mundo puede pronunciarse y hacer uso de su palabra. La resolución formal de este auténtico “speaker’s corner” es voluntariamente muy sencilla y operativa. Los escaparates se limitan a identificarse como espacios “colectivizados”, invitando a los peatones a acceder al interior, el usuario puede optar entre ubicarse en un espacio opaco que impide ser visto desde la calle o, por el contrario, puede situarse en una parte del escaparate perfectamente visible desde el exterior; en cualquier caso, su palabra será amplificada por un sencillo sistema de megafonía invadiendo el espacio público. Para estimular la participación en este espacio colectivo – un islote de libertad expresiva – se repartirán durante el tiempo que dure el proyecto una serie de panfletos (imitando la gráfica de los años treinta) incitando a los diferentes “ocupantes” habituales del entorno de la Plaza de Catalunya (grupos de inmigrantes que la han convertido en punto de encuentro habitual, profesionales de la quiromancia de calle, vendedores ambulantes…) a hacer uso sin tapujos para narrar y explicar aquello que les parezca pertinente. Con esta operación la dimensión histórica del proyecto amplifica su dimensión. Ya no se trata sólo “de rehabilitar” un episodio del pasado sino, mucho más importante, injertar aquel capítulo pasado en el presente: volver a convertir aquel espacio en una plataforma desde dónde se expliquen las historias de la gente que hoy ocupa y desfila en el mismo entorno de la ciudad. La Historia es un pretexto eficaz para encararnos con las historias reales. Esto también supone un gesto decisivo en cuanto apuesta explícita para la acción. La crítica contemporánea lleva mucho tiempo teorizando el creciente deterioro del espacio público contemporáneo – cada vez más privatizado, codificado y vigilado – con la noble voluntad de denunciarlo; ahora bien , con el “Escaparate colectivizado” ya no se trata de continuar pensando sobre la erosión del espacio público sino que todo el esfuerzo se destina a construirlo. Dicho de otra forma más explícita, claro está que este proyecto se puede categorizar como una propuesta de arte público, pero esto sólo desde el supuesto que el único arte público eficaz consiste en generar espacio disponible más que no en la impostación de una obra en medio del espacio colectivo. De hecho, el “Escaparate colectivizado” no es ninguna obra; apenas es un dispositivo, un instrumento puesto al servicio de la gente para que construya una colección de narraciones particulares que el artista no puede ni quiere controlar.

Con todo el que hemos planteado podría parecer que se nos escapa la posible paradoja de construir un espacio libre de uso en el interior de un marco institucional. Todo lo contrario. Un elemento importante del proyecto es precisamente el imperativo de entrar en el espacio expositivo convencional, atravesarlo, y acceder hasta el escaparate; entonces, llegados al lugar dónde se puede tomar la palabra, el mismo escaparate institucional cumple la función que le es propia: difundir su oferta; sólo que ahora, todo aquello que acontezca y se explique desde el escaparate se escapa a lo previsto. No es una infiltración maliciosa; más bien el hallazgo de una rendija para favorecer la multiplicación y diversificación de todo el que desde el interior se puede desperdigar hacia afuera, allá dónde la vida real es indiscutiblemente más rica y compleja que cualquier producto exhibido de una forma convencional.

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